El cambio generacional pone en peligro al mantecado de Estepa

22.11.2024

Las empresas tradicionales con varias generaciones a sus espaldas tienen problemas de sucesión.


Una operaria de la fábrica E. Moreno coloca mantecados en bandejas para ser horneados. FOTO: PACO PUENTES


PACO PUENTES
Estepa. 17 octubre 2024

El olfato y el gusto están estrechamente relacionados, ambos sentidos comunican al cerebro su información y este hace posible su mezcla.

Esa sensación se aprecia perfectamente en Estepa, Sierra Sur de Sevilla, el olor que se percibe al llegar, hace que el sabor de los mantecados y polvorones tenga más intensidad.

No es extraño, pues en su territorio se encuentran ubicadas 21 empresas del sector, haciendo posible que la localidad sevillana sea la más importante de España en la producción de dulces navideños. "Este año se estiman entre 15 y 17 millones de kilos, más de 2000 puestos de trabajo directos y prácticamente la existencia de pleno empleo en la localidad", afirma José María Fernández, presidente del Consejo Regulador de Mantecados y Polvorones de Estepa, organismo encargado de que se cumpla con la Indicación Geográfica Protegida (IGP), otorgada por la Unión Europea.

Pero ese aroma puede desaparecer poco a poco, la mayoría de empresas tienen una línea de sucesión familiar desde su creación, que ha ido pasando de padres a hijos y a nietos, algo que en un tiempo puede cambiar por varios motivos.

El primero, por la subida de precios en materias primas y productos auxiliares, según Fernández: "El cacao es el producto que más ha subido este año, aproximadamente en 30%".

En segundo lugar por el cambio generacional, descendientes cada vez menos interesados en continuar con la labor que hacen sus padres y que hicieron sus abuelos.


José María Fernández, presidente del Consejo Regulador de la doble IGP Mantecados y Polvorones de Estepa. FOTO: PACO PUENTES



La fábrica de mantecados 'Santa Clara fue fundada en 1945 y está ubicada en la calle Centurión, una figura de la antigua Roma que era escogida por sus cualidades de resistencia, templanza y capacidad de mando.

Esa definición se ajusta a la perfección a Antonio Sánchez, 61 años, regenta esta pequeña empresa en la que trabajan 22 personas durante la campaña, elaboran 47 productos diferentes y producen una media de 200.000 kilos.

Los sobrecostes han hecho que se tenga que repercutir parte de ellos en el consumidor, pero en un porcentaje mucho menor, lo que provoca que el margen de beneficios sea cada vez más pequeño. "Las empresas se están aburriendo, se trabaja con márgenes de beneficios muy pequeños, cuando esto no de dinero, cerramos y nos quedamos más tranquilos", comenta Antonio.

Y pese a ello, la empresa ha mantenido al mismo número de empleados, pero se ha enfrentado a otro problema, la dificultad de encontrar mano de obra cualificada. "La mitad de la plantilla es nueva, es difícil encontrar gente para trabajar, la gente joven no quiere complicaciones", afirma el empresario.

Antonio ve cada vez más cerca la edad de jubilación: "Ya estoy viendo la puerta" pero surge la pregunta, ¿habrá cuarta generación? La respuesta es rápida y contundente, no: "Mis hijas no quieren esto, porque ven el sufrimiento, el trabajo, los problemas, en Estepa está pasando esto en casi todas las fábricas, aquí cambio generacional no hay".

Y no es por una mala retribución, este año se acordó con el sindicato UGT –único representante del sector en la localidad– una subida salarial del 9,2% en el total de 4 años.

Según el presidente del Consejo Regulador, en una campaña que se inicia en septiembre y termina a finales de diciembre, un trabajador puede ganar: "Entre 6.000 o 7.000 euros, sin contar horas extras".

La fábrica de dulces 'El Mesías' está regentada por Antonio Pradas, 77 años, está jubilado de forma activa, compatibilizando la percepción de parte de la paga con su trabajo en la empresa.

Terminó la Licenciatura de Filosofía en el año 1974, su ilusión era poder trabajar de profesor: "Era mi verdadera vocación", pero su hermano mayor, que hasta esa fecha asumía la continuidad en la empresa del padre, falleció, por lo que él tuvo que hacerse cargo del negocio. "El mayor de los hijos, antes estaba condenado, entre comillas, a seguir con la empresa", señala Antonio.

Solo una hija, de cuatro en total, trabaja con él. "Pero no está muy dispuesta a seguir, no lo tiene muy claro, porque ha visto la vida que hemos llevado mi mujer y yo aquí", afirma.

En la actualidad su empresa cuenta con más de 40 empleados en campaña, los márgenes de beneficios son cada vez menores, no los pueden reducir más, otro motivo sumado para que los sucesores no quieran continuar. "Ahora mismo no es un negocio muy claro" indica el empresario.

Pradas solo ve solución a través de la búsqueda de recursos para crecer hacia la mediana o gran empresa formalizando uniones y alianzas entre fabricantes, pero lo ve difícil: "Estamos yendo por libre y a todos los frentes, en Estepa estas fusiones no se conocen, tenemos un carácter muy individual y aunque somos amigos, tocando el tema del negocio no lo somos".

En este contexto no es de extrañar que no recomiende este camino a sus sucesores, el esfuerzo empleado no les merecería la pena: "Si mi hija me dijera: he aprobado unas oposiciones, yo le diría ¿a dónde te tengo que llevar?", afirma Antonio.


Un modelo diferente

Mantecados La Estepeña alcanzará una producción de 3 millones de kilos esta temporada y está consolidada tanto financiera como familiarmente; su actual presidente, José Galván de 78 años de edad tiene sucesión en sus tres hijas y su hijo, siendo estos la cuarta generación desde la fundación en 1858.

Son conscientes de la necesidad de cambio, no solo en producción, sino en actividades paralelas, un ejemplo de ellos es su 'Ciudad del chocolate', dedicada este año a la Alhambra de Granada, y las visitas organizadas a fábrica, con lo que han apostado por una línea enfocada al turismo.

Esta renovación no se está llevando a cabo en muchas de las fábricas de la localidad que sumada al problema de la sucesión, hace que muchas de ellas tiendan a desaparecer o a ser vendidas, tarea difícil también para el directivo: "Hay un grupo de empresas en Estepa que no tienen sucesión, pero tampoco salida, a quien la quiera vender le dan lo que valga el solar, ¿Quién va a comprar hoy en día una empresa de dulces?", finaliza.


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